viernes, 20 de septiembre de 2019

¿QUÉ ES SER EL JEFE DE LA EMPRESA?


Las principales dos visiones tienen la principal diferencia en poner el foco en la funcionalidad o en la jerarquía. Es decir, si se trata de una cuestión de autoridad con respecto a un grupo o en si para que el resto de las tareas se lleven a cabo se necesita previamente su trabajo.

Ser el jefe de una empresa puede, principalmente, refugiarse en dos visiones. La principal diferencia de estas dos visiones dependerá de dónde se pone el foco, si en la funcionalidad o en la jerarquía.

Es decir, por un lado, la visión referente a la funcionalidad, donde el jefe lo es denotando autoridad con respecto a un grupo, encomendándole unas determinadas y específicas funciones. O por otro lado, la visión referente a la jerarquía, donde el jefe tiene que elaborar determinada actividad previa para que el resto de tareas también puedan llevarse a cabo posteriormente.

A fin de cuentas lo que sí que comparten todas las visiones es que un jefe será aquel que tiene responsabilidad con respecto a un resultado.



ERRORES COMUNES QUE COMETEN LOS JEFES

No conocer los problemas de sus trabajadores
Es habitual que algunos directivos hayan llegado a sus puestos sin pasar previamente por realizar las tareas que hacen cada día sus trabajadores. Ese desconocimiento provoca siempre una mala dirección. El esfuerzo que conlleva una tarea, la cantidad de tiempo, la preferencia de tu equipo por unas tareas u otras sólo puedes conocerlas si las has ejecutado en algún momento, o si al menos tienes un conocimiento amplio sobre dicha tarea.
Uno de los principales errores a la hora de dirigir es no hacer el esfuerzo de conocer el trabajo de tu equipo. Si sólo diriges desde tu perspectiva de su puesto de trabajo, nunca vas a ser un buen líder, pues no conoces su mundo, sus dificultades, su percepción de su puesto y de su valoración de sus tareas y de su importancia en la empresa.
Cómo prevenir este error:
·    Un buen líder debe haber conocido los puestos a los que dirige.

·    Hacer un buen análisis del puesto de trabajo con las tareas, condiciones, dificultades y perfiles de los puestos a los que diriges.

·  Entrevistarse periódicamente con tu equipo para conocer sensaciones, mejoras y dificultades con la intención de la mejora constante del funcionamiento del equipo.

No saber motivar

En algunos sectores donde se necesita un conocimiento técnico muy elevado, se decide quien lidera un grupo por su capacidad técnica. El que más conoce de un determinado tema. Eso se convertirá en un problema, porque las personas no solo necesitan una motivación técnica para ver a alguien como una  autoridad sino también una motivación emocional y personal.

Un buen jefe debe tener la capacidad de conseguir compromisos de esfuerzo, de sacrificio, de creatividad, de respeto y de energía por parte de su equipo. Si tienes un perfil muy técnico y esa ha sido tu forma de convertirte en jefe tienes que recordar que tu desarrollo profesional no acaba con la parte técnica.
Cómo prevenir este error:
·    Elegir líderes por su componente personal y no técnico. Si por ejemplo promocionas al que más vende, puedes estar perdiendo un buen vendedor y adquiriendo un mal director.

·    Que él jefe pase tiempo con su equipo para poder conocer los matices personales y encontrar que motiva a cada uno de ellos. La motivación 1+1.

·    Formar en liderazgo a los perfiles técnicos que deban ocupar puestos de responsabilidad.

·    Se consciente de las fortalezas que el trabajador tiene, nómbraselas y coméntale cómo podría mejorar.

·    Pregúntales a los propios trabajadores sobre los problemas que ven en sus tareas o en los resultados e incentiva que piensen en soluciones.

Ser agresivo  o huir del conflicto?

Ser jefe no tiene porque ser sencillo o un paseo en barca. De hecho asumir un compromiso con liderar es también asumir la certeza de que voy a vivir momentos incómodos, tensos y difíciles. Porque ser jefe es ser motor de cambio. Cambio en la manera de hacer las cosas, corregir conductas poco eficientes, dar pasos estratégicos distintos y mucho más.

Si mi manera de proponer cambios es desde la agresividad, o mi manera de corregir es agresiva el cambio no se va a consolidar porque mi equipo no se va a sentir motivado para ello. Si por el contrario no me siento cómodo en el conflicto y la tensión y lo evito, soy un mal jefe, pues tengo la obligación de generar esas mejoras y cambios. A ese punto intermedio se le llama asertividad.

Cómo prevenir este error:

·    Cambiando el paradigma de la comunicación. La tensión de dos opiniones contrarias, la incomodidad es algo positivo para ti y para tu equipo. Eso sí, desde la empatía y la valoración por el otro.
·      Preparando los mensajes importantes que quiera comunicar con tiempo y de manera estratégica usando esta fórmula.
No delegar
Muchas veces por el simple hecho de ser jefes asumimos muchas, por no decir todas las responsabilidades de nuestra empresa. Nos cargamos todo a la espalda, llenamos nuestra mochila de tareas, y tareas, y más tareas. Esa mochila se llena de las antiguas y de las nuevas.

Uno de los problemas de esto es que la calidad disminuye, otro problema es que por efecto «bola de nieve» las taras de cada actividad se van juntando y terminan convirtiéndose en un problema mayor, otro problema es la misma ansiedad que nos genera ser responsables de todas esas tareas, proyectando en muchas ocasiones esos estados negativos en el resto del equipo.

La falta de delegar muchas veces nace de la falta de confianza en nuestro equipo.  Si conocemos nuestro equipo, así como sus capacidades, nos será más fácil delegar.  Esta acción además ayuda a que cada trabajador se comprometa con sus labores se responsabilice de ellas y que se sienta motivado a hora de optimizar los resultados.

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